25 de mayo de 2009

No tengo que decidir si mi país entra a una guerra por sobrevivir o desaparecer para siempre.

Hablar de la Economía Mexicana y tratar de comprenderla, no solo padecerla, requiere de un manejo de datos que ya están a la vista de todos. La opinión la ilustra este periodista mexicano.

¿Uds. que opinan?

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/vi_44236.html

“Weekend”Jacobo Zabludovsky. El Universal. Lunes 25 de mayo de 2009.

Esa mañana como todos los domingos, Franklin Roosevelt pidió el The Washington Post, probó el café, encendió su primer cigarro y recibió el parte de novedades: un catarrito se había detectado en Hawai, donde seis portaaviones japoneses, 400 bombarderos, miles de bombas y proyectiles dirigidos llovían sobre la flota estadounidense del Pacífico que, concentrada en muelles y diques, ardía y naufragaba, 2 mil muertos y 3 mil heridos eran las primeras bajas comprobadas. El presidente de Estados Unidos vio el reloj: los enviados de Japón estaban entrando al Departamento de Estado.

El viernes pasado salí a recoger mis periódicos que los repartidores habían disparado con tino en los charcos dejados por el aguacero nocturno. Tomé mi primer café y no necesito humo, me basta con la lectura de las páginas de finanzas para sentir lo que es la falta de oxígeno. Cada quien su fin de semana. Antes de escoger cine y fonda adjunta que llenen la noche del sábado, reviso mi propio informe de guerra. Omito las comillas como un primer paso en mi plan de austeridad y ahorro.

El Producto Interno Bruto de México cayó 8.2% a tasa anual; contracción de tal magnitud no se registraba desde 1995, hace 14 años. Los analistas prevén que en el segundo semestre la caída será similar. Tras conocerse el dato del INEGI, el señor Agustín Carstens, secretario de Hacienda, corrigió por cuarta vez en este año su pronóstico sobre la caída de la economía, de 4.1 a 5.5%.

El desplome del PIB suma más de 81 mil 16 millones de dólares, equivalente al PIB completo de Bolivia, Panamá, El Salvador o Uruguay, para poner algunos ejemplos. La caída de la minería, construcción, electricidad y manufacturas, fue de casi el 10%. La de servicios llegó a poco menos de 8%. Este sector seguirá el mismo comportamiento durante el segundo semestre. La caída de las exportaciones en el primero fue de 29% y podría haber sido mayor pero favoreció el que ese lapso tuvo más días laborables que el mismo del año pasado.

Por sexta ocasión se ajustaron a la baja las proyecciones de crecimiento para el 2009. Tan sólo en el mes de abril, cuando se desató la emergencia sanitaria, se hicieron dos cambios. Desde hace un año han sido nueve las correcciones: abril de 2008, 2.8. Septiembre, 2.4. Octubre, 1.8. Enero de 2009, -1.09. Febrero, -1.16. Marzo, -1.9. Abril, -1.3. Abril 29, -4.8. Mayo, -5.5.

El presidente Felipe Calderón dice que México vive el peor de los trimestres en materia económica, pero que los siguientes serán mejores. Eduardo Sojo, presidente del INEGI, afirmó que será más difícil salir de la recesión, porque esta es una crisis más profunda que las de 1982 y 1995, y que a pesar de que nuestro peso se ha depreciado y por tanto nuestros productos se hacen más competitivos, las exportaciones siguen disminuyendo y el desempleo ha crecido de 3.9 en 2008 a 5.1 en 2009 con una cifra de 2 millones 300 mil desempleados. El subempleo aumentó de 6% a 8%.

La venta de autos caerá casi 40%. Los ingresos fiscales en los estados bajan 24 mil millones de pesos y harán ajustes en sus gastos. Pemex sufre 60% en descenso de ingresos por exportación. Además, en los primeros cuatro meses del año redujo la producción de crudo en 6.8%. Turismo pierde 55 mil empleos durante un año. La vivienda será más cara en 2010, dice Canadevi. Hacienda reconoce finalmente un boquete en las finanzas públicas al no empatar ingresos con egresos. Tarde o temprano se fijarán nuevos impuestos para equilibrar la economía, pero no es buen momento porque vienen las elecciones.

Se disparan los precios de la canasta básica. Las tiendas de autoservicio cambiaron etiquetas en las semanas recientes. Alzas sustanciales en jitomate, leche, huevo, frijol y la mayoría de las frutas. Estima la Concamin que se perderán 600 mil empleos. Los pequeños y medianos agricultores no reciben los recursos prometidos por gobiernos estatales para adquirir semillas y fertilizantes. Las ventas de camiones pesados bajarán 50%.

Al mediodía los aviones del emperador, agotados combustible y proyectiles, regresaron a Japón y Roosevelt supo hasta el último detalle de la debacle en el fin de semana que marcaría su destino, el de Estados Unidos y del mundo. “Ahora estamos en el mismo barco”, le dijo a Churchill por teléfono. “Eso simplifica las cosas”, comentó el inglés con flema típica.

Los fines de semana no son iguales para todos. Siete décadas después el todo es otro: el Distrito Federal no es Washington, nuestras finanzas revueltas no son enemigo comparable al eje nazi fascista, los desafíos demandan soluciones proporcionadas a su tamaño, yo no soy el político más importante de la nación más poderosa del mundo en el siglo XX.

No tengo que decidir si mi país entra a una guerra por sobrevivir o desaparecer para siempre.

No me quejo.

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