28 de febrero de 2009

¿Quién tiene la culpa de la crisis?

Con nombre y apellido, los mismos reguladores de loa mercados que incumplieron sus responsabilidades al meternos en tremenda crisis, son ahora los que proponen, no solo la intervención vigorosa del estado en la economía, sino además con mayores poderes.

Si los mismos personajes e instituciones, en su momento no usaron o pudieron usar las capacidades reguladoras, como ahora, con mayores poderes reguladores y nuevos pretenden hacer creer que ahora si les servirán. No cabe duda que estamos al comienzo de algo nuevo que, en sus manos corre el riesgo de ser peor. Por que al cabo, no se trata de salir de una crisis como sea y al precio que sea. Quienes ganen y quienes pierdan tiene que ser una determinacion socialmente aceptable.

Interesante lectura que obliga a poner la mayor atención sobre nuestros politicos y entes reguladores de los mercados.

Recomendable.


¿QUIEN TIENE LA CULPA DE LA CRISIS?
Tomado de El País. Por Gabriel Tortella 28/02/2009

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Quien/tiene/culpa/crisis/elpepiopi/20090228elpepiopi_5/Tes?print=1

Las recriminaciones se suceden: que si la culpa la tuvo Bush, que si la tuvieron los banqueros, que si los constructores, que si el Gobierno, que si la tuvimos todos por gastar tanto y no ahorrar, etc. Ha habido acusaciones para todos los gustos y no habría espacio aquí para examinarlas todas. A lo que quiero referirme ahora es a varios artículos aparecidos en estas páginas atribuyendo al sistema de mercado la responsabilidad y propugnando un reequilibrio en favor del sector público, es decir, recomendando que aumente la intervención del Estado en la economía para que no se vuelvan a producir catástrofes económicas del tamaño de la que estamos viviendo y sufriendo.

Es cierto que los mercados financieros puede ser inestables y necesitan regulación; pero también es cierto que esa regulación ya existe en todos los países desarrollados desde hace mucho tiempo. El control y regulación de los mercados corresponde a varios ministerios: el de Sanidad y Consumo, el de Industria, etc.; sobre los mercados financieros velan el de Hacienda y/o el de Economía, los bancos centrales y un número considerable de organismos especializados -en España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV); en Estados Unidos, la Securities and Exchange Commission (SEC), pero hay otros varios comités de vigilancia dependientes del Gobierno y del Congreso, además, por supuesto de la FED (la Reserva Federal, el banco central estadounidense)-. Ante esta maraña de organismos reguladores uno se pregunta si lo que falló fue el mercado o si más bien fallaron los encargados de corregir los fallos del mercado.

En Estados Unidos el anterior presidente de la FED, Alan Greenspan, ya ha entonado el mea culpa a raíz de unas informaciones periodísticas que detallaban cómo se negó a escuchar las numerosas advertencias de algunas agencias federales y de algunos legisladores (entre otros, John McCain) acerca de la irresponsabilidad con que se estaban financiando y comercializando las tristemente célebres hipotecas basura. Es verdad que la falta de rigor con que se concedían estas hipotecas se debía, en parte, a instrucciones del Gobierno de Bill Clinton, motivadas sin duda por el deseo de favorecer a las clases humildes; pero la Administración Bush no hizo nada por corregir esta política heredada. Otro fallo, esta vez de la SEC, permitió que la agencia de Madoff siguiera operando varios años después de que hubiera graves denuncias. Cosas parecidas habían ocurrido antes con Bear Stearns, con Lehman Brothers, etc. Fue gran responsabilidad de Greenspan el haber favorecido que un país con la bajísima tasa de ahorro que tiene Estados Unidos disfrutara largamente de bajísimos tipos de interés, algo que se podía permitir porque había países dispuestos a prestarle pese a la baja remuneración que los préstamos obtenían.

El principal prestamista de Estados Unidos era China. Se daba la escandalosa anomalía de que este país pobre (pese a su rápido crecimiento), con una renta por habitante de unos 1.800 euros, financiara masivamente al país más rico del mundo. Esto se debía a que de nuevo había aquí intervención estatal para evitar el normal funcionamiento de los mercados. Los chinos financiaban la orgía consumista y bélica de Estados Unidos para no revaluar su moneda, que hubiera sido la consecuencia lógica de su gigantesco superávit comercial. Para mantener a sus trabajadores ocupados, China tenía que vender a precios muy competitivos; invirtiendo en dólares su superávit, mantenía el yuan bajo y el dólar alto, con lo que su competitividad se sostenía. Así, bloqueando los mecanismos de mercado cuyas consecuencias les resultaban desagradables (reducción del consumo estatal y privado en Estados Unidos, amenaza al empleo industrial en China), los Gobiernos de ambos países estaban cebando una bomba que tarde o temprano tenía que estallar. La osadía de ciertos banqueros y agentes de Bolsa estadounidenses hicieron el resto.

Aunque a regañadientes, Europa se vio arrastrada al peligroso jueguecito: ante los bajos tipos de interés norteamericanos, el Banco Central Europeo no podía subir los suyos, para no elevar la cotización del euro, poniendo en peligro la competitividad de la industria. Cuando Jean-Claude Trichet se resistía a bajar los tipos se le criticaba acerbamente. Y así Europa también se deslizó por el vertiginoso tobogán de los bajos intereses. Con el Euríbor por los suelos todo el mundo podía comprarse una casita, e incluso un castillo en España. Y también aquí los órganos de intervención miraron para otro lado e hicieron gala de indulgencia benévola ante una euforia económica que prometía un gran éxito en las cercanas elecciones, pese a las advertencias en estas páginas (21-02-2004) del hoy gobernador del Banco de España.

Todo esto arroja serias dudas sobre la conveniencia de dar más poder a los políticos en el funcionamiento de los mercados. Y si volvemos la vista atrás e indagamos en las causas de la Gran Depresión de la década de 1930 también encontraremos políticos incompetentes y electoreros compartiendo la responsabilidad con banqueros y agentes desaprensivos.

La historia se repite, y los que menos la conocen son los que más la repiten.

10 de febrero de 2009

Discurso del Ing. Carlos Slim Helú en el Foro del Senado: México ante la crisis. ¿Que hacer para crecer?

IMPACTANTE DISCURSO DE CARLOS SLIM. El pasado lunes 9 de febrero, como antes Denise Dresser lo había hecho, las palabras del Ing. Slim sacudieron al auditorio y se han propagado por todo el angustiado planeta. Algunas voces hasta lo viunculan a las tesis del Presidente Obama.

Más allá de "Catastrofismos" ó no; vale considerar que estamos inaugurando nuevos tiempos, independientes de la crisis, donde a los actos políticos de la República los ciudadanos acuden a expresar la verdad y nada más que la verdad desde su particular punto de vista. Sin duda novedoso para un ambiente político acostumbrado al caravaneo del "Sí Señor Presidente", la simulación de la oposición y la auto-censura. !Pobres nuestros políticos "profesionales" que de una tarde a otra, de repente se ven desnudos en sus inconfesables prácticas.


Y tú, ¿ya te tomaste la foto?

Versió estenográfica tomada de la página del Senado:
http://www.senado.gob.mx/servicios_parlamentarios.php?ver=comunica_soc
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El moderador, Ricardo Samaniego Beach: Voy a dar ahora la palabra al ingeniero Carlos Slim Helú, presidente del Consejo de Administración, de Impulsora del Desarrollo y el Empleo en América Latina, conocido como IDEAL.

Quiero comentar que el ingeniero Slim tenía algunos compromisos contraídos con anterioridad, nos va a dejar después de su intervención, pero le agradecemos mucho su participación.

El ciudadano Carlos Slim Helú: Gracias, buenas tardes. Me da muchísimo gusto y me honra estar con ustedes en este foro tan importante, no había un antecedente, creo, desde 1931, cuando la Gran Depresión en la que hubo esa unidad entre el bloque revolucionario del Congreso con las Cámaras de Comercio e Industria.

Esa fue una reunión, una alianza importante que se formó y que permitió, con las políticas públicas que en ese momento se adoptaron, crecer 6.2 por ciento de 1932 a 1982. Ese crecimiento sostenido durante tantos años ha sido espectacular, era el famoso milagro mexicano, fue una transformación enorme que el país logró gracias a esos esfuerzos y a esas políticas públicas, en las que se hicieron políticas de Estado que permanecieron por tantos años.

Apena que desde 82, después de la gran crisis de la deuda externa, hayamos crecido cero en términos de per cápita, no es mediocre, es cero, es peor que mediocre, sobre todo si tomamos en cuenta la población que se ha expulsado, es cero por ciento, incluyendo a los mexicanos que han tenido que irse por no encontrar posibilidades de trabajo en este país.

Ese 82, esa gran crisis de deuda externa tuvo varias razones, una fue quizás los Cetes públicos importantes, otro sin duda fue la disponibilidad de petro-dólares, de disponibilidad de financiamiento, de crédito que permitió endeudarse en forma excesiva, pero la puntilla y la causa fue externa, fue la tasa de interés al 21 por ciento. Comprenderán que una economía o en una empresa o en una persona normal a la que le sube cuatro veces el costo financiero, tiene que entrar en problema.

De ahí, de esa deuda externa con varios fines, entre ellos cobrar, vino el plan y el modelo del Consenso de Washington, modelo que tiene varias virtudes, pero cuyos defectos hemos sufrido durante tantos años y que por supuesto los países en desarrollo no lo contemplan, no les hacen caso.

Hemos visto en estos abusos, que ha habido Fondo Monetario, los tecnócratas, los académicos, los dogmáticos, ideólogos brillaron por su ausencia, en ningún momento dado llamaron la atención. Lo más cercano fue la exuberancia irracional de los mercados de diciembre de 96, de Greenspan, cuando el índice era 6 mil 500, luego se fue a 13 mil.

Esa es una situación realmente clara, hay que tener una visión de largo plazo hacia delante, pero hay que saber lo que ha pasado en el pasado. No hay soluciones simplistas al desarrollo sostenido, el país pasó de ser una ciudad agrícola y rural a una sociedad urbana e industrial, ahora hay que pasar a ser una sociedad terciaria, de servicios, tecnológica, de conocimiento, tener contemplado qué es lo que esta sociedad y sus nuevos paradigmas reclaman, para irnos en esa dirección.

Me dio mucho gusto, en la inauguración del foro, no sólo el foro mismo, sino las palabras del presidente del Congreso, el diputado César Duarte, que dice: “Hay que hacer una revisión estructural del modelo y rediseño del sistema financiero”. Es lo que hace falta.

También el presidente del Senado habló de propuestas y compromisos, también habló de cambios estructurales para mejorar productividad y competencia, lo cual es indiscutible que son dos argumentos fundamentales en toda esta situación que estamos viviendo.

Esta crisis que se inicia en los noventa, que trata de frenar Greenspan, con su exuberancia irracional; en el 2000, 2001 hay un susto por la destrucción de riqueza de esa época. Después vienen una serie de políticas excesivas, agresivas, laxas, monetaria y fiscal que hicieron que esa crisis —que se estaba corrigiendo en 2001, que empezó a corregirse en el 2000, 2001, 2002— se saliera de toda proporción y nos llevara a lo que estamos viviendo hoy.

Hoy, el epicentro es la gran crisis de las instituciones financieras, por los excesos, los grandes excesos que tuvieron en sus políticas liberales, neoliberales con falta de todo sentido de cuidado, tanto —yo diría— principalmente el gobierno de Estados Unidos. Y, obviamente, las consecuencias vienen en las decisiones de la falta de regulación y supervisión de las instituciones financieras internacionales, creando nuevos instrumentos y derivados, en que su factor principal es lo que llaman “apalancamiento”, la posibilidad de hacer con 1 peso, 20 o 30 o 50.

Por ejemplo, para comprar commodity había que dar 5 por ciento de garantía. Para comprar derivados no se daba garantía. Entonces se multiplicaba por cientos los riesgos y, bueno, pues esto es lo que estamos sufriendo.

Fue una especulación con el petróleo, la especulación con los alimentos, que afortunadamente se vino abajo, los commodity en general, porque no había que dar nada y se creó una serie de jugadores, apostadores, neófitos, muchachos que llegaban creyendo que todo iba a ser para arriba y para siempre, y apostaban y apostaban. Y bueno, esto es lo que estamos pagando.

Pero lo grave es que, aunque el epicentro es Estados Unidos, las grandes consecuencias o más consecuencias se están teniendo fuera. Por ejemplo, Japón; mientras Estados Unidos cayó 3.8 el producto interno bruto en Japón cayó 8. En Alemania 8, creo que en Japón por ahí o 9, el último trimestre.

Estamos en el momento, yo diría, ya pasó el 29, estamos viviendo el 30; hay que evitar el 31, 32 y 33. Hay que evitar que ese mercado financiero que no se ha logrado estabilizar y no se ve que se esté estabilizando, y que, por supuesto a través del crédito contamina la economía real, no colapse el mundo económico como lo hizo en aquella ocasión y como se ve que lo está haciendo, en muchos sentidos, en este momento.

Está desmedido el crecimiento del desempleo, se habla de dos dígitos, España ya está también en dos dígitos y altos. Japón, Alemania, todo el mundo decreciendo mucho. Nuestros países tienen la fuerza, nuestros países —hablo de Latinoamérica— tienen la fuerza de la mejor en los términos de intercambio en estos últimos años; nosotros el petróleo, otros países el sorgo, otros el trigo, etcétera, y tenemos los minerales.

Tenemos una fortaleza económica, éstos, nuestros países, que tenemos que cuidar y aplicar con mucho cuidado para evitar estos colapsos físicos.

No cabe duda que el producto interno bruto mexicano se va a desplomar, se va a caer, va a ser negativo, ya desde el último trimestre del año pasado, no sabemos cuánto dure, pero va a ser muy fuerte el efecto.

Ahí es donde yo digo: el producto interno bruto va a ser negativo, va a ser sustancialmente negativo por la caída del petróleo y de la exportación, entre otras cosas, y las consecuencias también internas.

Pero hay que cuidar el empleo. No hay que preocuparnos si es menos 2 o menos 1 o 0. Hay que cuidarnos cuál es la masa salarial, cuál es el empleo, y hay que establecer como el acuerdo nacional que encabezó el presidente de la república, buscar medidas que protejan el empleo y el ingreso familiar. Eso es lo fundamental que hay que hacer en este momento.

A mí me da gusto que en ese acuerdo se retomó lo que todos estos modelos y esas ideologías y esos dogmatismos y doctrinas que estuvimos viviendo tantos años, desde 83, pero sobre todo cuando el consenso de Washington empieza a aplicarse con más firmeza en nuestros países, nos ha mantenido con crecimientos cero.

Yo creo que la gran bondad que estamos teniendo, al igual que ocurrió en esa reunión con el bloque revolucionario del Congreso es que nos estamos volcando a la economía interna, ya nos estamos dando cuenta que no todo es pensar afuera.

Pensamos que la inversión extranjera es maravillosa, parece que fuera donativo. La inversión extranjera no es un donativo. La inversión extranjera viene porque estamos ofreciendo buenas utilidades. Las empresas modernas son los viejos ejércitos. Los ejércitos conquistaban territorios y cobraban tributos. Las empresas conquistan mercados y cobran dividendos, regalías, royalty, transferencias de equis y de ye y de zeta.

Hay que volcarse a la economía interna. Obviamente necesitamos inversión extranjera y adoptar tecnología y tal. Pero tenemos que volcarnos en la economía interna, cuidar mucho nuestra economía interna, impulsar las Pymes, la pequeña y mediana, bajar la mortalidad empresarial, impulsar que en México —y no lo digo por nosotros— existan empresas fuertes que compitan internacionalmente.
No hay países fuertes sin empresas fuertes. Si los países no tienen empresas fuertes están volviéndose neocolonias, de alguna forma, necesitan tener la fuerza; no internamente, sino hacia fuera, de poderse proyectar.

Por eso vemos países que han impulsado mucho las empresas fuertes, su transnacionalización, inclusive con impulsos fiscales como es España que les da deducible el 75 al 90 por ciento de la inversión. Brasil que apoya con el Banco de Desarrollo, etcétera.

Y como lo ha hecho Estados Unidos desde la doctrina Monroe, desde Poinsett a la Colonia, ayudando a la independencia para controlar las economías y los mercados nuestros, hasta la fecha.

Creo que es muy importante atender la economía interna. Qué bueno que nos volcamos de nuevo a la banca de desarrollo; la teníamos olvidada. La banca de desarrollo es fundamental para el crecimiento de nuestro país. Tenemos que volver también a hacer infraestructura, a mejorar nuestra capital humano; tenemos un gran presupuesto en él, ahí va la calidad; es baja calidad. Necesitamos modernizarlo, mejorar la calidad y pasar ya a la cultura digital, ya no a alfabetizar, sino alfabetizar digitalmente a la población.

Necesitamos ser competitivos en esta civilización del conocimiento, de la información, etcétera, y necesitamos competencia, estoy de acuerdo con la competencia. Es muy importante, es como si fuéramos un atleta que no compite con nadie, no va a progresar nunca. Necesitamos usar en la competencia referencias internacionales. Qué tiempo hizo éste, cómo salta el otro, cómo juega el beisbolista o el futbolista; qué técnico es el mejor.

Sin duda tenemos que estar abiertos a la competencia y a la globalización. No es una alternativa; es una necesidad. Es un paradigma esta nueva civilización, aunque en este momento se está retrayendo porque el colapso económico, la falta de empleo, la falta de consumo, la caída de la economía americana y de las economías desarrolladas, obviamente, a los países que exportan les van a bajar sus importaciones. Van a bajar los precios de los primarios, como ya bajaron, etcétera; entonces va a haber una caída importante del comercio internacional.
Pero, aparte del concepto el comercio internacional se va a caer el empleo, va a haber mucho desempleo, va a subir el desempleo como no teníamos noticia en nuestra vida personal —sólo historia de los 30—; van a quebrar las empresas, muchas chicas, medianas y grandes; van a cerrar los comercios, va a haber locales cerrados por todos lados, van a haber inmuebles vacíos. Es una situación que va a ser delicada. No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever y no estar viendo las consecuencias después y estar llorando.

Yo creo que como hicimos el 31, hay que retomar nuestras decisiones, hay que ver qué modelo necesitamos tener, cómo debe operar, cómo vamos a salir de esta crisis. Tenemos que salir más fuertes de esta crisis. ¿Cómo? Creando capital humano y físico. Si tenemos un buen capital físico, el capital humano va a ser muy importante.

Se impulsa mucho el empleo a través de las Pymes, todos sabemos eso. Pero también hay que atender nuestro sector agropecuario que puede estar un poco descuidado y, por supuesto, la infraestructura. Y lo más rápido, más efectivo y que genera mayor empleo que la infraestructura y que la construcción misma de la infraestructura —que es fundamental— es el mantenimiento de la infraestructura. Para eso no hay que esperar el plan, el proyecto, la ingeniería, ni el derecho de vía, ni tal ni tal. Ése se hace de un día a otro.

Las escuelas, hay 30 mil escuelas en mal estado. Hay que arreglarlas, hay que modernizarlas, hay que llevar ventanas, baños, techos, pinturas, que están realmente en deplorables condiciones;, igual hacerlo en los hospitales, en los centros de salud, en las oficinas de gobierno, en las zonas arqueológicas, cuidando la biodiversidad, el ambiente, etcétera.

Creo que hay una capacidad brutal en México de dar empleo intensivo, con muy poco dinero, y por supuesto, hay que buscar la combinación del capital público y privado para impulsar aquellos proyectos que lo justifiquen de esa forma. Creo que tenemos que buscar salir, como decía, más fuertes de esto.

A mí me llama la atención que todavía sigan los dogmas, después de 26 años de fracaso, todavía encuentran nuevas fórmulas y nuevos culpables para justificar que no es, aunque los que han sido más importantes lo han reconocido, como Williamson; yo creo que además, en esta situación de estos últimos años, hemos hecho chica a la clase media, la hemos afectado mucho.

Buena parte de lo que señalaba el presidente de la Comisión de Competencia, de que es el 30 o 40 por ciento de los ingresos, porque no tienen ingreso, la gente no tiene ingreso. La tercera parte de los estudiantes de la UNAM viven con un ingreso familiar de cuatro salarios mínimos, que hoy son 400 dólares..., eso no es ingreso. Necesitamos mejorar el empleo y el ingreso de la gente.

Se discute muchas veces entre riqueza e ingreso. No que la riqueza sea privada, colectiva, pública; tiene que manejarse con eficacia para crear más riqueza, y su fruto, que es el ingreso; tiene que tener una mejor distribución del ingreso.

Y vemos cómo se puede, sin duda, una de las formas de mejorar la distribución del ingreso es con educación, es con empleo, y buen empleo. La educación no solamente tiene la ventaja de formar capital humano, sino que es mejor oferta. El que tiene buena educación tiene mayores alternativas de trabajo.

Todavía me faltan varias cosas, pero básicamente insistir en el empleo en México. Creo que ya se me está yendo el tiempo. Yo creo que hay que buscar, sin duda, los capitales nacionales fuertes y competitivos, que al tú a tú con las trasnacionales, crear más riqueza pública y que no se usen.

Cuando falla una iniciativa fiscal en el Congreso, que no se usen los monopolios del Estado para sustituir la recaudación fiscal. Que no se suba la energía como se ha estado haciendo para recaudar fiscalmente. Que no se use la gasolina para recaudación fiscal. Ese acuerdo debe estar aparte. Deben ser empresas que se manejen con autonomía y fuera del presupuesto, para evitar que cuando se autoriza un ingreso no se sube un punto en la red o tal o tal y se le suben los precios y se tiene esa recaudación.

Por último, les quiero decir aquí, como hay varias cosas que han tenido que ver. Lo que dicen los Estados Unidos dicen: vaya a América. Compra en América. El ministro Sebastián, de la industria española dice: “ya hay algo que nuestros senadores pueden hacer por su país, que es apostar por España, por nuestros productos, nuestra industria y nuestros servicios”. Apostar por nosotros mismos. Está empezando a haber un nacionalismo económico para el consumo de Estados Unidos. Ojalá y para nosotros no sea “sell-México”, “vendamos México”.

Le estoy dejando, por favor, al Legislativo, información sobre lo que es la competencia a la que se refería el presidente de la Comisión. Aquí señala que las razones principales más problemáticas, factores de México, es ineficiencia de la burocracia gubernamental, primero, 18 por ciento; corrupción; inadecuada infraestructura, regulaciones restrictivas, regulaciones de impuestos, acceso al financiamiento, tax raise, crime, crimen y robo, inadecuada educación de la fuerza de tarea.

Les dejo esto que es del foro. Nos tiene en lugar 60. No es tampoco la ley de Dios, pues porque en primer lugar está Estados Unidos, ya sabemos que no es el más competitivo del mundo, pues nos están llenando de productos por todos lados.

Les dejo, por favor, la información esta, y les agradezco mucho su atención, el tiempo y la invitación.

http://www.senado.gob.mx/content/sp/compare/comunica/esteno3.doc

4 de febrero de 2009

Obama pone límite al sueldo de los ejecutivos de Wall Street

Diario El Pais, España. Nota de Antonio Caño - Washington - 05/02/2009

En una drástica intervención por parte del Estado en la gestión privada del sistema financiero, el presidente de EE UU, Barack Obama, impuso ayer un límite de 500.000 dólares (unos 386.000 euros) al salario total que pueden recibir al año los ejecutivos, así como otras fuertes restricciones en sus beneficios y gastos. El objetivo de esta medida, que irrita a Wall Street y afecta a la línea medular de la mayor potencia capitalista, es devolver la confianza de los inversores y del público en los bancos, como base sustancial para relanzar la economía.

Obama aseguró que ésta no es una acción indiscriminada contra la persecución de la riqueza, sino un intento de poner orden en una industria que había perdido la perspectiva y se había convertido en un escándalo nacional. "Esto es América", dijo el presidente. "No menospreciamos la riqueza. No castigamos a nadie por conseguir el éxito, y creemos que el éxito debe ser premiado. Pero lo que irrita justamente a los ciudadanos es que los ejecutivos sean premiados por su fracaso. Especialmente cuando esos premios están subsidiados por los contribuyentes estadounidenses".

Según las normas aprobadas ayer por el Departamento del Tesoro, los ejecutivos de todos los bancos, aseguradoras, bancos de inversiones y otras instituciones del sistema financiero que están recibiendo dinero del Estado de forma extraordinaria (que incluye también a Bank of America, Citibank o AIG), tendrán que recortar sus ingresos al medio millón de dólares año, incluidos salarios, incentivos u otras formas de pago directo o en especies por parte de su compañía.

Si la firma afectada quiere retribuirles por encima de esa suma -que resulta una insignificancia en el contexto de lo que los altos ejecutivos ganan en este país-, sólo podrá hacerlo mediante acciones que los beneficiados no podrán cobrar hasta que la empresa haya devuelto al Estado el dinero recibido como ayuda.

Entre otras medidas, las nuevas normas ponen fin a lo que se denominan paracaídas dorados, las grandes compensaciones que los ejecutivos reciben al dejar sus cargos. A partir de ahora, las instituciones que reciban dinero público sólo podrán pagarles un máximo de un sueldo anual.

Otros gastos que los ejecutivos realizan actualmente en conceptos como el uso de aviones privados, mobiliario, conferencias, vestimenta, actos sociales y cosas similares, deberán ser comunicados previamente al consejo de administración de la empresa y, en última instancia, al Tesoro.

Estas reglas afectan sólo a las empresas que están recibiendo fondos de los paquetes especiales de ayuda aprobados en los últimos meses, que son casi la mayoría. En el futuro se ampliarán a cualquier firma que cuente en algún momento con asistencia estatal en cualquier programa regular. Y a más largo plazo, se encarga al Departamento del Tesoro negociar con los accionistas y directivos de las empresas, así como con una representación de los clientes, un nuevo y más estricto marco de remuneraciones a los futuros ejecutivos.

"Para restaurar el orden en el sistema financiero, tenemos que restaurar la confianza. Y para restaurar la confianza tenemos que asegurarnos que el dinero de los contribuyentes no está subsidiando las compensaciones excesivas de Wall Street", dijo Obama.

El presidente había exteriorizado su irritación la pasada semana al conocerse que los ejecutivos de las empresas financieras se habían repartido el año pasado primas que rondan los 20.000 millones de dólares (unos 15.000 millones de euros). "Es el colmo de la irresponsabilidad, es vergonzoso", manifestó entonces Obama. Esa noticia, unida a otras que han dado cuenta en los últimos días de que los ejecutivos siguen gastando sumas millonarias en carísimas reuniones en Bahamas o en lujosas renovaciones de sus oficinas, han creado una sensación de alarma y repudio sobre la forma en que se están empleando los 700.000 millones de dólares (más de medio billón de euros) aprobados el año pasado para el rescate del sistema financiero.

La mitad de ese dinero está ya gastada. Antes de emplear la otra mitad -y nuevas partidas que quizá sea necesario aprobar en el futuro-, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, presentará la próxima semana otras medidas para aumentar la transparencia del gasto y un mayor control estatal.

La oposición conservadora, consciente de que esta política encuentra un enorme eco popular, ha reaccionado con prudencia. Pero expertos en Wall Street advierten que maniatar a las empresas no es el mejor camino para conseguir la recuperación del sistema financiero. El límite a los salarios, particularmente, puede provocar una huida masiva de ejecutivos hacia otros sectores.

El límite de 500.000 dólares es superior al que pedían algunos congresistas demócratas (sugerían igualarlo al salario anual del presidente de la nación: 400.000 dólares), pero resulta inferior a lo que cualquier ejecutivo percibe habitualmente en este país.

El consejero delegado de AIG, por citar una de las compañías afectadas por las nuevas medidas, ingresa cada año cerca de 11 millones de dólares, de los cuales casi cinco millones son como salario y primas. El máximo ejecutivo de Bank of America gana 20 millones de dólares anuales, de los que cerca de seis millones son como salario. El de Citigroup supera los tres millones de dólares como salario e incentivos.

Hay ejecutivos que perciben anualmente sumas todavía mucho mayores si se les añade lo que cobran en acciones, como los consejeros delegados de American Express (25 millones de dólares) o Capital One (73 millones). Fuera del sector financiero, el consejero delegado de General Motors, que también recibe ayuda pública, gana 1.600.000 dólares anuales como salario y 20 millones si se añaden las acciones. Cantidades similares o superiores se manejan en los sectores de las nuevas tecnologías, comunicación y otros muchos.

Estas cifras no causaban mayor escándalo cuando la economía permitía, proporcionalmente, beneficios para todos. Pero ahora, como ayer dijo Obama, "la crisis se convertirá en una catástrofe" si no se actúa con rapidez.

El presidente aprovechó su comparecencia de ayer para insistir en que el Senado debe aprobar cuanto antes el plan de estímulo económico que está debatiendo, incluso aunque no sea el mejor posible. "Ningún plan es perfecto", admitió, "pero no permitamos que lo perfecto se convierta en enemigo de lo esencial". La Casa Blanca no cuenta aún con los votos suficientes para aprobarlo de inmediato, y la negociación para encontrar un proyecto que satisfaga a todos se está prolongando y complicando con posibles consecuencias para la economía y para el crédito del presidente.

El segundo objetivo conseguido por Obama con su iniciativa sobre el sistema financiero ha sido el de dejar atrás la polémica por la dimisión de dos altos cargos, ambos por retrasos en sus pagos de impuestos. Obama contuvo en gran medida los efectos de esa tormenta al reconocer su error el martes en todas las televisiones. "Cometí un error, me equivoqué y asumo la plena responsabilidad por ello", declaró. Hacía años que no se escuchaba algo así en el Despacho Oval.

Pero el Gabinete no está aún completo ni el proceso de confirmaciones en el Senado ha concluido. Todavía pueden surgir más impagos de Hacienda o más dudas sobre los nominados. Ejemplo: hoy mismo, la inexperiencia de Leon Panetta para ser jefe de la CIA.


Principales afectados
- Bank of America. El consejero delegado, Kenneth D. Lewis, ganó en 2007 cerca de 20 millones de dólares (5,75 millones en salario y primas; el resto en acciones, opciones y retribuciones como fondos de pensiones).

- Citigroup. Vikram Pandit, 3,1 millones de dólares (250.000 es el salario base y el resto, en acciones).

- General Motors. Richard Wagoner, unos 20 millones (1,6 millones en salario).

- AIG. Martin J. Sullivan, que fue consejero delegado en 2007, ingresó 11 millones.

- American Express. Kenneth I. Chenault cobró 25 millones, acciones incluidas.

- Capital One. Richard Fairbank, 73 millones.

TOMADO DE: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Obama/pone/limite/sueldo/ejecutivos/Wall/Street/elpepiint/20090205elpepiint_2/Tes